Nos
alejamos para contemplar el mural que estábamos terminando
y
mágicamente vimos como la sombra de las hojas de un árbol
se
proyectaba y fusionaba con las plantas que habíamos pintado.
Danzaban
titilantes al compás de la brisa.
El
mural cobraba vida.
Diego
Gallotti
26/3/19
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