Polo
Magnético
Nos
rodeaba un silencio gélido y un frío petrificante,
pero
también una luz omnipresente y cálida
que
hacía fulgurar al blanco,
vibrar
al azul turquesa
y
centellear en el mar mil matices al gris.
En
ese paisaje casi inmutable,
un
par de ballenas danzaban burlándose de la termodinámica,
con
movimientos apenas perceptibles
sincronizados
milenariamente.
Unos
pingüinos buceaban hiperactivos y transparentes,
riéndose
de la física.
Y un
petrel sexagenario contemplaba la escena desde el aire,
con
una mirada omnisapiente.
Diego
Gallotti
16/3/2013
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